lunes, 6 de mayo de 2013

Una Nueva Vida: Mi Parto

Hace ya dos meses que Iraia está con nosotros.

El 04 de marzo tras tener consulta con la ginecóloga tuve que ir corriendo al hospital por rotura de bolsa.
Eran las cinco de la tarde y tras una primera observación en cintos, decidieron dejarme ingresada esperando a que me pondría de parto. Al decirme esto, me quedé en shock. ¡¡Yo esperaba a mi pequeña dentro de cuatro semanas!!! Y ahora me dicen que como muy tarde mañana... No me lo podía creer, no me sentía preparada para dar a luz, necesitaba tiempo para prepararme mentalmente y no lo tenía. Gracias a que a mi lado estaba mi marido apoyándome en todo momento, pude seguir para adelante sin ningún problema.
Una vez superado el momento de "acojono" (jejeje) me quedé tranquila esperando a ponerme de parto de una forma natural.

Prácticamente me pase la tarde en cintos sin tener ninguna contracción. Las horas se hacen un poco largas y pesadas pero llegó la hora de la cena y me mandaron a la habitación.

Allí me quedé hasta la noche que me volvieron a llevar a cintos.

Y de cintos a la habitación otra vez. Habitación en la que la compañera que tenía no era muy educada que digamos.... pero bueno ese sería otro tema que no os voy a contar. Dejémoslo en que no tenían ni educación ni respeto.

La noche empezó siendo una agonía, no por el dolor, porque este todavía no había empezado, sino por la compañera y su acompañante que no nos dejaron descansar nada.

Mi marido consiguió dormirse y yo estaba cansadisima pero no me quedaba dormida. Sobre las dos o tres de la mañana empezaron la primera contracciones que aún siendo dolorosas se podían aguantar. Llame a las enfermeras y me dijeron que controlara el tiempo entre contracciones y que cuando serian de cinco o menos les avisara. Aquí fue cuando ya empece la primera fase del parto, la dilatación. Me levante de la cama porque necesitaba moverme, y me fui a pasear por los pasillos.

Sobre las seis de la mañana, ya tenía contracciones cada cinco minutos y el dolor cada vez era más intenso. Avise y me llevaron a cintos. Allí estuve un rato corto y me preguntaron si quería la epidural. En ese momento no me la quise poner, quería ver si podía aguantar el dolor y tener un parto sin anestesia. Así que me volvieron a mandar a la habitación para que estuviera más cómoda durante la dilatación, puesto que sólo estaba de dos centímetros.

Allí aguante una hora y media más, durante la cuál el dolor fue intensificándose cada vez más y siendo más frecuente. Cuando las contracciones eran cada tres minutos, ya no podía aguantar más el dolor y pedí que me pusieran la epidural. Así que, vuelta otra vez a cintos.....

En la sala de cintos estuve esperando hasta el cambio de turno para que me pusieran la epidural. Y tengo que confesar que soy de las que lo pasa mal con las agujas y que le tenía más miedo a la epidural que al parto. Pero una vez que me la pusieron y vi que no hacia daño, me quedé relajadisima. El que inventó la epidural se merece un monumento porque es lo mejor. Ningún dolor pero con movilidad en las piernas, una auténtica gozada.
Con la epidural también me pusieron oxitocina porque todavía seguía de dos y la anestesia encima paraliza la dilatación.

Tengo que decir que las siguientes horas las pase como si no estuviera de parto. Hablando y riendo con mi pareja y la nueva compañera de la sala de dilatación que me tuvieron que poner, puesto que estábamos muchas de parto y no tenían salas libres para que estuviéramos solas.

Cuando más tranquila y mejor estaba, de repente empece a tener un dolor insoportable. Este ya no iba y venía como antes, este era constante y muy muy doloroso e intenso. No lo podía aguantar. Llame a mi matrona que por cierto, fue lo mejor que me pudo pasar, era una chica majisima que me ayudó un montón. Se llamaba Esti y vino y me hizo una exploración. En ese momento me dijo que ya estaba para dar a luz, que ya había dilatado los diez centímetros y que tenía la cabeza encajonada y que por eso me dolía. Me dijo que intentara empujar con el dolor para ver si así se ponía en su sitio el bebe y para ver si el dolor remitía.  Así que me puse a empujar como podía, porque aquello dolía muchísimo, y ella me iba ayudando. Cuando la cabeza se colocó en su posición, el dolor fue a menos y las ganas de empujar a más.

Estuve empujando un rato en la sala de dilatación y casi al final me llevaron a la sala de partos. Allí fueron dos empujones más e Iraia nació. La verdad es que el tema de empujar no me costó nada y tuve mucha suerte porque sólo me tuvieron que dar dos o tres puntos internos.

Nada más nacer, me pusieron a mi pequeña en en pecho, piel con piel. Sólo la tuve unos minutos ya que al ser prematura se la tenían que llevar a las lamparas para que no perdiera el calor.

Iraia nació a las 10:42 del 05 de marzo. Al pesar menos de dos kilos, 1945gr., y ser prematura, me la llevaron a la unidad neonatal.
A mi me llevaron a la habitación y me dijeron que tenía que hacer pis para poder comer y que después de comer podría ir a ver a mi pequeña. Mi marido se fue a la unidad y estuvo con ella mas de una hora en el pecho piel con piel. Yo me sentía fenomenal, no me dolía nada y tenia mucha hambre. Sólo quería comer y levantarme para poder ir a ver a mi pequeñita. Como me vieron tan bien, me dijeron que comería para ir a la unidad. Comí y cuando me levante para irme, me entraron las ganas de hacer pis. Así que todo perfecto. Fui a ver a mi pequeña y la puse al pecho por primera vez. Una sensación preciosa en la que el vinculo con tu hija se hace todavía más estrecho. Durante la estancia de Iraia en la unidad neonatal, había que ir cada tres horas a darle el pecho, tenerla en posición canguro un rato y luego ir a sacarme leche (así en las tomas de la noche les dan biberones con la leche materna). Prácticamente entre una cosa y otra casi se juntaban las tomas. Así que me pase los dos días de ingreso metida en la unidad, salía para comer y normalmente ya tenía fría la comida.  El jueves me dieron el alta y me fui a casa dejando ingresada a mi pequeña. En ese momento fue cuando me dio el bajón post parto y pase mala noche. Los días posteriores fueron similares, hospital-comer-hospital-dormir.

Es un poco duro pero es mejor que estén allí. De hecho, la niña estaba sanisima y sólo estuvimos una semana en la unidad. Semana que fue muy valiosa para aprender un montón e irnos a casa con mucha confianza y destreza con al niña.

Y aquí acaba el relato de mi parto. Si queréis compartir el vuestro, podéis mandarme vuestras historias por e-mail.